Todo empezó cuando me levanté a las 8.45 para vestirme y acompañar a mi abuela al oculista.
Me vestí, me lavé los dientes, me peiné y me fui a la cocina.
En la cocina estaba mi abuela sentada a la mesa desayunando una taza de 2 litros de café con leche, me mira y me saluda:
Abuela: Buen día!
Yo: (con mucho sueño) bueen diia... a qué hora tenés el turno??
Abuela: a las 10.50
Yo: uh!! tan tarde?? y para qué vamos tan temprano?
Abuela: porque a veces te dejan entrar antes...
Yo: ah! bueno...
Termina el desayuno y empieza a dar vueltas buscando papeles y cosas para poder irnos de una vez.
Yo: en que nos vamos?
Abuela: en taxi, pero lo vamos a ir a tomar a la ruta.
Yo: bueno. A qué hora tenés el turno?
Abuela: a las 10.50.
Yo: bueno.
Emprendemos nuestro camino de una cuadra hasta la ruta, cuando llegamos tomamos el taxi y comenzamos a viajar hasta la clínica.
Yo: a qué hora me dijiste que tenías el turno?
Abuela: a las 10.50.
Yo: ah! bueno
Cuando llegamos, subimos la escalera del hall de entrada y tocamos el timbre del portero. Esperamos unos minutos a que alguien nos abriera la puerta, pero no pasó nada.
Abuela: estarán de vacaciones??
Yo: ... no me dijiste que tenías turno??
Abuela: si
Yo: entonces no están de vacaciones.
Abuela: ah! claro... Hoy es 27 no??
Yo: ... ... .. no... Hoy es 26...
Abuela: no!!
Yo: Si!!
Abuela: ay!! yo tengo el turno el 27!!!
Nota mental: en vez de preguntar tantas veces a qué hora es el turno, es mejor preguntar QUÉ DÍA es el turno.
Conclusión: mi abuela me pagó un desayuno en el centro y volvimos a casa..
lunes, 26 de enero de 2009
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